Imagínate que eres una versión malvada de
Spiderman con una única meta: Hacer el mal allá donde puede. Dispones de la misma agilidad y la capacidad de escalar paredes, pero también eres dueño de un gran arsenal de
armas con las que
disparar a la policía y a quien haga falta para robarles el dinero y pasar de criminal a super-criminal.