Olaf, pequeño de estatura pero fiero vikingo adicto a las monedas de
oro, recorre a saltos los glaciares más cercanos en busca de fortuna. Irá recolectando ganancias a la vez que procura no dar un traspiés y caer a la fría agua o, en su defecto, evitar aterrizar sobre uno de los pinchos que adornan el trayecto.