Llueven
bolas de fuego y otras cosas malignas. Y ni tan siquiera los
monstruos de toda la vida están a salvo, han de
correr de un lado a otro evitando ser sacudidos por ellas. Eventualmente logran protegerse introduciéndose en una
burbuja y recolectando monedas, pero abundan más los momentos de peligro, riesgo y emoción.